El reconocimiento Olímpico es considerado el súmmum, la meta más alta, el mayor reconocimiento mundial que puede recibir cualquier disciplina deportiva.

Sin duda, desde que el kárate entró en España, ha sido uno de los objetivos más importantes a cumplir por nuestros dirigentes, con el fin último de promocionar a nuestros deportistas y practicantes.

Tras su aprobación como deporte olímpico para Tokio2020 en el año 2016, ha repercutido notablemente en nuestros atletas, técnicos, clubes, federaciones autonómicas, y sobre todo, en el deporte en sí y su prestigio.

La llegada al olimpismo no podía ser sino, otro paso más en el camino del Karate. Sin duda, se ha convertido en un filon mediatico que ha puesto a conocer a nuestro deporte

 Se refiere al poder mental, a la capacidad que tiene la persona de concentrarse y controlar su energía mientras se defiende, para lograr un rendimiento óptimo de sus movimientos.

Cada movimiento que se lanza, lleva consigo un trabajo armónico que involucra fases que los karatekas denominan de relajación y contracción, y esto debe llevarse a cabo en armonía con la mente. No se trata únicamente de golpes y patadas, sino que lleva más lejos la técnica, a un plano de concentración que requiere de disciplina, autocontrol y voluntad.   

Antes de cada movimiento, el cerebro envía una orden que desencadena en una contracción de los músculos involucrados, en ese intervalo de tiempo la concentración debe estar enfocada tanto en la contracción de los músculos que ejecutarán el movimiento, como en sus antagonistas (que deben permanecer relajados), y los sinergistas que se activan para apoyar a los agonistas en el lanzamiento.

Se requiere de una armonía física en la que participan varias partes del cuerpo, y una actividad mental que requiere de enfoque, concentración, punto de equilibrio, velocidad y potencia.

El kime se ejecuta como tal en ese momento que se presenta entre la relajación y contracción de los músculos, se trata de una capacidad de decisión, de saber elegir el momento apropiado para defenderse o atacar, de tener la capacidad de ejecutar cada movimiento con convicción.

La respiración, al igual que en otras disciplinas está involucrada dentro del kime, acompañando cada movimiento, haciendo una especie de danza entre cada inhalación y cada marcaje. Una buena técnica dada con la práctica te permitirá un movimiento con mayor velocidad y potencia, y con menos cansancio como resultado.  

El Karate, al igual que todas las artes marciales, van más allá del desempeño físico, entrenan a la persona para que controle su energía interna, lo que los lleva a adquirir un dominio de su propio cuerpo que les permite mayor fuerza con independencia de edad, sexo o capacidad física.

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Para alcanzar un óptimo desarrollo en Karate, debes ser muy rápido para sorprender al oponente. Pero al mismo tiempo, debes ser muy estable en tus posiciones para poder transmitir eficientemente la energía desde Hara hasta el punto de impacto. 

Tendrá que haber una ruptura en el equilibrio. Esto quiere decir que tendrás que pasar de una posición muy estable donde te encuentras anclado al suelo, a un estado de movimiento muy rápido para terminar nuevamente en una posición muy estable.

Debes considerar tu centro de gravedad como una pelota y justo antes de empujar la pierna trasera, soltarás la pelota, es decir, dejarás de ser muy estable y tus caderas se relajarán para no obstaculizar el movimiento.

El hara en cada técnica, permanece bajo tensión, pero ya no lo sostienes, como si cayeras en el acto. Dejas ir el agarre que tienes sobre tu centro de gravedad, pero se mantiene fuerte para que puedas generar energía explosiva en tu pierna trasera.

Usarás la fuerza gravitacional o lo que es lo mismo, tu propio pesopara acelerar tu movimiento.

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