FACTORES QUE CONFORMAN EL KIME

KIME

(Gráfica:Roberto González Aramboure)

 

Kime (極 め) significa “conclusión, final” y es el término que se utiliza en Karate-do para hacer referencia a la energía, la potencia que el karateka debe ser capaz de aplicar en sus técnicas.

Si el KIAI es la forma de proyectar la Energía “KI” a través del grito, el KIME lo es para proyectar el KI con la ayuda del cuerpo, concentrando toda la fuerza física y mental en el instante final.

Es el paso de la relajación a la contracción de los músculos, en el momento del impacto.

Como decía el Maestro Egami, relajación-tensión, de 0 a 100. Y como nos recalcaba el Maestro Harada, cuando el golpe haya detenido su trayectoria, la energía continuará traspasando la barrera física.

Cuando se lanza un golpe es muy importante realizar el recorrido de todas las técnicas en total relajación de la musculatura implicada en la ejecución. Se consigue así una mayor velocidad y explosividad de movimiento, a la vez que evitamos el cansancio prematuro, pues gastaremos menos energía durante el trayecto, pudiendo aplicar la máxima eficacia de la técnica en el impacto.

El cerebro manda la orden de ataque, con lo que el movimiento se desencadena a partir de una contracción muscular máxima de los músculos implicados en el movimiento. Esta contracción ha de ser explosiva.

Una vez el puño se ha lanzado, la musculatura del brazo se relaja. Esto hace posible una velocidad máxima para el brazo, que redunda en un aprovechamiento más efectivo de la técnica. Una vez alcance su destino, la máxima extensión del brazo coincide con una contracción máxima de la musculatura implicada.

Ésta ha de durar el tiempo suficiente como para permitir que la energía del golpe se transmita a nuestro oponente, ya que no olvidemos que al golpear contra algo con una fuerza determinada ese algo nos devuelve una fuerza igual pero de sentido inverso a la que hemos aplicado.

Por consiguiente, si una vez aplicada la técnica la tensión cesa en ese mismo momento, parte de la energía del golpe se perderá, mientras que si se mantiene la contracción máxima durante unos instantes se logra un doble efecto de la técnica y la transmisión completa del Kime.

No hay que olvidar que, para un perfecto aprovechamiento del Kime, es necesario llevar el brazo contrario al hikite, de modo que coincide el momento de aplicación del Kime con la llegada del puño contrario al hikite.

En Karate, el entrenamiento en las Artes Marciales es exigente y sirve para fortalecer el cuerpo.

Si únicamente se fortalecen y utilizan los músculos, y todo depende de la fuerza física, una persona pequeña o más débil nunca podría vencer a otra físicamente más fuerte.

¿Por qué un practicante de Artes Marciales puede ser capaz de vencer en un combate a una persona físicamente más fuerte? Pues por su mayor experiencia y dominio de las técnicas de defensa y ataque, y porque a pesar de no tener músculos tan fuertes, sabe utilizarlos correctamente, y aplicar así la fuerza de todo el cuerpo, sacando el máximo partido a la fuerza de que dispone.

Los tres elementos fundamentales para conseguir generar y aplicar la máxima potencia en las técnicas son:

•Posición firme.

•Giro de cadera.

•Respiración.

Las Artes Marciales pretenden ir más allá de la fortaleza física y hacer que el individuo llegue a dominar la energía interna del cuerpo. Los músculos se debilitan a medida que el cuerpo envejece, pero los Grandes Maestros, en edades avanzadas, han conseguido tras años de entrenamiento adquirir un dominio de la energía que les hace ser claramente superiores en fuerza, más fuertes incluso que los practicantes más jóvenes, en plenitud de sus facultades físicas.

En Japón se cree que la fuente de esta energía es el hara, el vientre. La clave principal para lograr generar este poder está en la respiración. No es algo en absoluto fácil de alcanzar, se trata de una de las metas más elevadas del Karate.

KIME

 

karate fisica mecanica

Según los clásicos de la esfera deportiva como Ozolin, Harre, Matvéev y otros, la técnica garantiza realizar un movimiento con un mínimo de esfuerzo y un máximo de eficacia pero… ¿Qué hay detrás de esa frase?
La respuesta a esta interrogante pudiera buscarse en diversas ciencias como la psicología, fisiología y otras, pero en este caso nos basaremos en la más simple de todas a nuestro entender: La física mecánica, que busca la explicación de los cuerpos y sus movimientos, y dentro de ella no puede obviarse las leyes de Sir. Isaac Newton. El ejemplo tomado en este artículo es el de la técnica más usada en el Karate-do, como es el Zuki o golpe directo con el puño.

Cuando estamos aprendiendo (y perfeccionando) la técnica del Zuki en el dojo, nuestro sensei hace particular énfasis en diversos aspectos esenciales. Seguidamente trataremos de fundamentar la importancia de estos aspectos, que buscan como premisa principal incrementar la potencia del golpeo.

Cuando estamos en la guardia (kamae) siempre nos indican que debemos realizar un movimiento de vaivén con los talones, como el mismo realizan los boxeadores, esgrimistas, en balonmano, hockey polo acuático y otros deportes. Con ello solo se está cumpliendo la primera ley de Newton (de la inercia) que define: “El estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme (MRU) de un cuerpo se mantiene mientras sobre él no actúen otros cuerpos o las acciones de éstos se compensen”. Sobre esa base, mientras estemos inmóviles en la guardia (reposo), será más difícil comenzar a movernos (MRU). Esta puede asumirse como la primera fuerza que actúa a favor de la técnica a ejecutar.

Empuje de la pierna de apoyo

Desde el kamae, la primera acción consiste en un vigoroso empuje con la pierna atrasada contra el suelo, muy similar a la arrancada de los corredores de velocidad o los saltadores. Una vez más estamos haciendo alusión a Newton (tercera ley de -acción y reacción-) que expresa: “Los cuerpos actúan uno sobre el otro con fuerzas de igual módulo y dirección, pero en sentido opuesto”.

Musculatura de la pierna

Según Newton, específicamente su segunda ley o ley de las fuerzas, “la fuerza que actúa sobre un cuerpo dado es igual al producto de a masa de este por la aceleración que dicha fuerza comunica al cuerpo”. Mientras mayor masa muscular se encuentre vinculada a la acción, la ejecución tendrá una mayor fuerza resultante por la sumatoria de las fuerzas actuantes. Esta es la tercera fuerza a favor de la ejecución.

Músculos del tronco

Por la acción de la rotación de la cadera, así como de la acción hacia atrás del brazo opuesto al que realiza la ejecución del zuki, se logra incorporar a la ejecución una serie de músculos del tronco como los paravertebrales y otros en función de la acción, cuya explicación es la referida en la musculatura de la pierna. Esta es la quinta fuerza a favor de la ejecución.

Rotación de los hombros

La explicación es similar a la referida en el punto anterior, y ello propicia la acción de los músculos Deltoides, Esternocleidomastoildeo, trapecio, dorsales y otros. Esta es la sexta fuerza a favor de la ejecución.

Empuje del brazo al frente

La explicación es similar a la referida en la musculatura de la pierna, y ello garantiza la inclusión de los músculos, bíceps, triceps, pectorales y otros. Esta es la séptima fuerza a favor de la ejecución.

Rotación del brazo que ejecuta la acción

El movimiento que presupone esta acción es de vital importancia porque los movimientos curvilíneos (principio de la balística) garantizan la estabilidad de la trayectoria y esto evita que se disperse la fuerza y por el contrario se concentre en un punto específico. Esta es la novena fuerza actuante a favor del movimiento.

Componente gravitatorio

Cuando realizamos el paso al frente para buscar una mayor amplitud del paso en nuestro ataque, involuntariamente desciende nuestro centro de gravedad corporal. Esta fracción de la fuerza que atrae los cuerpos hacia la tierra, es la décima en sumarse a favor de nuestra ejecución.

Movimiento rectilíneo uniformemente variado

Este aspecto se refiere al carácter de aceleración progresiva que se presenta en la técnica de ataque, en la cual se parte de una velocidad mínima y en el momento de impacto se alcanza la mayor aceleración posible.

Fuerza de rozamiento

La duodécima fuerza actuante en nuestro movimiento es la de rozamiento, reconocida como aquella que: “surge durante el movimiento de un cuerpo por la superficie de otro y que está dirigida en sentido opuesto a la velocidad”: esta fuerza debe ser disminuida en lugar de aumentada. La misma se presenta entre el pie que busca al frente y el suelo. Este movimiento debe ser no tan alto para evitar ser barridos o perder demasiado tiempo, pero tampoco tan cercano al piso que frene en exceso el desplazamiento.

Una persona desconocedora de la técnica, en un ataque de brazo, solo podrá ser capaz de utilizar la fuerza del propio miembro (explicado en Empuje del brazo al frente). Por el contrario, una persona conocedora de los patrones técnicos podrá emplear a su favor los puntos anteriormente mencionados, así como otros no abordados en este trabajo, mediante el establecimiento de una extensa e integrada cadena cinemática.

Fuente original : efdeportes.com
Roberto González Haramboure PhD Hanshi

 

Psicologia-deportiva

¿TIENES MADERA PARA SER UN BUEN ENTRENADOR?

Los entrenadores, como sus deportistas, poseen ciertas fortalezas y debilidades. Después de todo, nadie es perfecto. Sin embargo, es importante, si quieres ser un entrenador con éxito, que identifiques cualquier debilidad a nivel comunicativo para que puedas mejorarla.

Los siguientes párrafos describen un número de aspectos a tener en cuenta para asegurar una comunicación eficiente y conseguir ser un buen entrenador deportivo. En cualquier caso, ten en cuenta que son múltiples los aspectos a tratar. 

1. Consigue interés (la atención).Asegúrate de que los deportistas están preparados para escuchar antes de empezar a hablar.

2. Saca ventajas a tu voz. Dominar las cualidades de la voz, puede ayudar a mejorar la calidad de la recepción. Si cambias el tono, énfasis y velocidad de la voz, posiblemente, mantendrás la atención de los deportistas durante mucho más tiempo.

3. Desarrolla las habilidades no-verbales. Más del 90% de toda la comunicación es no-verbal. Practica las habilidades no-verbales y observa la respuesta de los receptores.

4. Mejora tus habilidades como oyente. Los deportistas deben sentir no sólo que puedan hablar con él, si no también son “escuchados” por sus entrenadores.

4.1. Pon atención al escuchar. Mirar al deportista cuando habla y tener el cuerpo encarado a él, son los primeros pasos para dar a entender (a través de la comunicación no-verbal) que estás escuchando.

4.2 Evita interrumpir. La impaciencia y la anticipación provocan que unos interrumpan a otros antes de que hayan terminado de hablar. Esto resulta irritante para el emisor. Es importante permitir que los deportistas se expresen sin interrupción.

4.3 Utiliza la técnica del puente. Para hacerle saber al emisor que les estamos escuchando debes utilizar alguna forma de enlace o puente (p. ej., asentir con la cabeza o utilizar frases como, ‘Ya veo, continúa”), e indicar que sigues lo que se está diciendo.

4.4 Parafrasea lo que se ha dicho. Puedes hacer saber al emisor que has entendido exactamente lo que se ha dicho

4.5 Invita las aclaraciones. Si tienes dudas o no estás completamente seguro de lo que se ha dicho, solicita más información.

4.6 Solicita primero información del deportista. Cuando se aprecia un rendimiento determinado o un resultado específico, resulta fácil para el entrenador saltar al escenario dando sus razones. En ocasiones, puede que éstas no coincidan con la percepción o punto de vista de los deportistas.

4.7 Mejora tu credibilidad. Si la fuente del mensaje se considera verosímil, el mensaje será aceptado con mayor facilidad.

a. Tener un conocimiento excelente.

b. asegúrate de lo que se dice es importante y tiene sentido.

c. Utiliza mensajes simples.

d. Utiliza todos los canales de comunicación que sean posibles.

e. Adopta una postura positiva en la forma de entrenar.

f. Se sincero.

g. Cuestión de hablar no de persuadir.

h. Envía mensajes ricos en información.

i. Comunícate con consistencia.

j. Ajustar el tono.

Mantén una ambiente cálido y amigable ya que a los deportistas les suele gustar la informalidad (sin demasiados protocolos o parafernalias) y esto aumenta la posibilidad de que respondan más positivamente.
Sonríe cuando sea apropiado, pues ayuda a que los demás se sientan más relajados.

Anima a los deportistas a expresar sus puntos de vista y a respetar las ¡deas de los demás.
La gente se siente mejor cuando sus opiniones son valoradas por los demás.

Ofrece apoyo, especialmente en las sesiones de entrenamiento largas o más difíciles.

Sobretodo, confía en tus deportistas y ellos te devolverán la confianza.

 

 

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confianza en uno mismo

LA CONFIANZA EN UNO MISMO EN LOS DEPORTISTAS

En el deporte, se habla continuamente de rachas ya sea para valorar la actuación de un equipo o de un deportista. Cuando las cosas van bien, parece que todo es más sencillo, no cuesta anotar o dar buenos golpes de raqueta, incluso parece que la suerte está de nuestro lado. En cambio, cuando las cosas salen mal, se cometen más errores, más distracciones y la suerte no llama a la puerta.

Estas sensaciones no son incontrolables, es decir, tener una buena racha o no, no depende del azar, depende de la actuación del deportista. Y es aquí, donde tenemos que hacer mayor hincapié, el deportista puede cambiar su suerte a través del trabajo y la confianza en uno mismo.

Desde que somos pequeños, vamos conformando nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos a través de nuestra historia de éxitos y fracasos. Cuando tenemos más éxitos que fracasos solemos tener una mayor confianza en nosotros mismos y cuando son los fracasos los que superan a los éxitos, nuestra confianza disminuye.

Pero ¿cómo las valoraciones negativas pueden minar la confianza de un deportista?.

En primer lugar, cuando la atención, ya sea del deportista o del entorno, se centra única y exclusivamente en lo negativo, esto empieza a magnificarse, por tanto, empieza a aumentar la presión y el miedo a hacerlo mal, disminuyendo la confianza en uno mismo. Esto incrementa el número de errores y, por tanto, las valoraciones negativas. Este círculo vicioso puede ir aumentado cada vez más hasta convertirse en un problema grave, generalizando los errores a otros aspectos.

Segundo, ante un error, solemos pensar estrategias, maneras de corregirlo. Cuando el error se produce sobre un gesto técnico, empezamos a realizar su ejecución de forma consciente, es decir, realizando variaciones para conseguir hacerlo bien, por lo que al final lo hacemos mal.

Los gestos técnicos, una vez aprendidos e interiorizados, pasan a realizarse de forma automática, debiéndose evitar hacerlo de forma consciente (excepto en períodos de formación o de corrección de gestos técnicos). Por ejemplo, otra conducta automatizada sería conducir. 

¿Cómo mejorar o incrementar la confianza en uno mismo?

1. Desdramatizando los errores y centrando la atención en los aspectos positivos. Es decir, quitar importancia a los fallos, resaltando los aciertos.
2. Trabajando los errores con paciencia. La realización de un gesto técnico depende únicamente de la acción del deportista, no del azar; por tanto, puede mejorarse mediante un trabajo planificado, guiado y constante.

3. Favorecer pruebas de éxito. Es decir, resaltar los aciertos en el gesto o la actuación que se está mejorando 

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psicologia del deporte

IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN ENTRE ALUMNO Y ENTRENADOR

Posiblemente, no hay un elemento más importante en el entrenamiento de un deportista que la comunicación con su preparador. Los logros en su rendimiento se condicionarán, no solo por el estilo en la dirección, sino también, por la forma en que lleguen a interactuar. El entrenador necesitará poseer una comunicación efectiva. Debe contar con conocimientos profundos sobre la actividad que dirige, pero también debe saber transmitirlos.

Un entrenador efectivo estará enviando y recibiendo mensajes en variadas situaciones (introducción técnica, estrategia, corrección de errores, diálogo).

Cuando comunica envía dos partes vitales: el contenido y la emoción. El primero es la sustancia misma del mensaje, mientras que el segundo es como lo siente uno. Ésta es una forma no verbal con diferencias en el tono de voz, expresiones faciales y corporales. En la esfera deportiva la mayoría de las veces es más importante el cómo se dice, que el contenido del propio mensaje.

Hay que tener en cuenta que la interpretación del mensaje se basa no solo en lo que se dice, sino en cómo se dice. 

Entre las capacidades que entrenador y deportista deben desarrollar, una de las más importantes es la de saber comunicar de manera efectiva. Todo preparador debería saber que su éxito como profesional dependerá en gran medida de su capacidad de comunicación.

No podemos considerar un modelo único de comunicación ni para distintos deportes ni para el mismo deporte, pues dependerá de las personas que interactúen. Lo más importante es que el mensaje sea veraz, claro y comprensible.

Si, por ejemplo, un entrenador pide un esfuerzo extraordinario a su equipo, las reacciones de los miembros de ese equipo pueden ser muy diferentes.

Mientras algunos lo harán solo porque el entrenador lo ordena, otros necesitarán conocer la importancia del objetivo para implicarse en un esfuerzo cuya finalidad se les escapa. Otros prefieren saber y valorar con su entrenador las ventajas que se siguen a la decisión tomada . El preparador que no esté al tanto de las diferentes formas de pensar de cada uno, tendrá problemas si lo único que piensa es imponer su autoridad.

Una de las estrategias fundamentales para una buena comunicación consiste en entrar en sintonía con la persona con la que se quiere interactuar. Debemos introducirnos en su marco de referencia, para que desde ahí comience a escuchar.

El modelo del mundo o el marco de referencia es muy diferente para cada persona. Su pasado, su presente, sus sentimientos, sus pensamientos y sus recuerdos conforman su personalidad. 

El preparador ejerce diferentes papeles en la formación del deportista. Debe ser tenaz observador de la atmósfera social de su equipo o de las personas a las que está entrenando. Ser lo suficientemente sagaz como para lograr establecer relaciones con ellos de carácter afectivo, que le permitan aconsejar y seguir de cerca los factores que más allá del régimen de entrenamiento afectan al deportista.

La relación que se establece entre el deportista y su entrenador es de vital importancia, pues de ello depende en muchas ocasiones que el deportista sea capaz de dar lo mejor de sí mismo y de conseguir los mejores resultados.

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