MOKUSO

mokuso

Mokuso, pronunciado “moh-kso” (黙想), es un término japonés para meditación que viene a significar algo así cómo “mirar en silencio hacia el corazón” aunque también se le atribuye la traducción de “reflexión tranquila”.

Es el concepto de un estado que se alcanza mediante el entrenamiento mental, unido a la relajación y respiración que, combinados con la postura adecuada, nos permiten regresar al estado mental de un recién nacido carente de miedo, sin conocimiento de lo que es el estrés, el dolor, la duda, etc.

Nos capacita para dejar la mente en blanco y concentrarnos para poder afrontar diferentes situaciones sin que emociones o dudas restrinjan nuestros movimientos. 

En que consiste?

Cuando hacemos randori, cuando luchamos en un campeonato o simplemente cuando nos enfrentamos a un agresor nos defendemos y contraatacamos concentrándonos en las técnicas que conocemos. Si un luchador experimentado vacía su mente de emociones o pensamientos que le distraigan llega un momento en que puede realizar los movimientos y técnicas de forma automática y natural. Estar tensos y bajo el yugo de emociones nos hace desperdiciar energía y velocidad, fijarnos en cosas que no son importantes y desatender aspectos del combate que pueden ser decisivos.

Con la mente en blanco, concentrada en la lucha o entrenamiento, un luchador no está sometido a nada, Puede reaccionar y actuar de forma más intuitiva a la hora de entrar en el tatami o de enfrentarse a un oponente.

Cuando se realiza?

A la hora de practicar mokuso se combinan la postura corporal, la respiración y la concentración.

La Postura 

mokuso-zittendLa postura corporal óptima para realizar mokuso parte de seiza. Adoptaremos una postura cómoda, con los empeines pegados al suelo y la columna totalmente recta. Debemos estirar la espalda como si quisiéramos tocar el techo con la cabeza, retraer la barbilla ligeramente hacia atrás y hacia el pecho y dejar los hombros muy relajados.

El dorso de la mano izquierda debe descansar sobre la palma de la mano derecha. Ambos dedos pulgares deben hacer contacto en la punta formando una especie de ojo o cavidad frente al hara (bajo abdomen), como si fueran una prolongación uno del otro. Otra variante de las manos es colocarlas sobre los muslos en seiza con los dedos pegados y apuntando hacia dentro. Debemos cerrar los ojos o entornar los párpados con la mirada baja.

La respiración

Es la clave para realizar mokuso correctamente. Debe partir del abdomen y trabajando con el diafragma. Ha de realizarse en ciclos lentos y pausados.

mokusoHa de ser lenta, relativamente larga y profunda pero no forzada, de forma natural y automática. La exhalación debe realizarse con la boca ligeramente abierta. 

Hemos de concentrarnos en todo momento en el movimiento del abdomen hasta que lo hagamos instintivamente. Controlando la respiración reducimos nuestro ritmo cardiaco y el estrés, las pulsaciones bajan y nos relajamos física y mentalmente.

La concentración

Hay que tratar de dejar la mente en blanco y alcanzar un estado mental sereno. Sin embargo, dejar de pensar es algo fácil de decir pero no tanto de hacer. Lo ideal es que nos centremos en la postura y la respiración para que la mente se concentre y nos lleguen la menor cantidad de pensamientos posibles.

Todo el proceso se hará con los ojos cerrados o entornados para evitar estímulos externos y percibir mejor las sensaciones interiores de nuestro cuerpo y respiración. La inmovilidad del cuerpo ayudará a retener la mente. A la hora de realizar mokuso, es imprescindible establecer una rutina basada en una dedicación real a la meditación. No se deben esperar resultados inmediatos pero tras aproximadamente un mes de practica -de 15 a 30 minutos al día- notaremos una gran diferencia.

Si la práctica es correcta, la energía positiva y la sensación de bienestar interior se convertirán en una parte indispensable de nuestro día a día. 

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