La verticalidad en la sociedad japonesa

Como vimos en las últimas semanas, el código social japonés se sustenta sobre cuatro conceptos importantísimos: la verticalidad en las relaciones (tate shakai), el culto a la forma (rei), la armonía social (way la dualidad honne/tatemae.

Después de hablar de la cortesía japonesa o el culto a la forma y los buenos modales (rei) y de la importancia de la armonía y la paz (wa), hoy quiero hablar de la verticalidad en las relaciones sociales japonesas, un concepto que en japonés se describe con el término tate shakai (縦社会). Este término fue acuñado por Chie Nakane, escritora y antropóloga japonesa, en su libro de 1967 titulado “Tate-shakai no Ningen Kankei (algo así como “relaciones personales en una sociedad vertical”), para hablar justamente de la verticalidad que define la sociedad japonesa.

La sociedad japonesa no es una sociedad horizontal igualitarista (como podrían ser muchas sociedades occidentales), sino que es una sociedad vertical en la que no hay casi nunca una relación igualitaria o de reciprocidad y todas las relaciones van de arriba a abajo y nunca de igual a igual.

Si bien el sistema feudal de castas del periodo Edo fue abolido en 1868 con la apertura de Japón al exterior y la modernización de la Restauración de Meiji, lo cierto es que esta organización social afectó en gran medida la manera en qué los japoneses se relacionan en la actualidad. Por supuesto hoy en día ya no existen las castas sociales como tales, pero lo cierto es que la sociedad japonesa sigue manteniendo un comportamiento social muy vertical en que todas las relaciones son de arriba a abajo (profesor/estudiante, marido/mujer, padres/hijos, jefes/subordinados, estudiantes senior/estudiantes junior, maestro/aprendiz).

Para entendernos, voy a poner un ejemplo práctico: las relaciones entre senpai (先輩) y kouhai (後輩) en organizaciones japonesas, por ejemplo. El término senpai se utiliza para definir la persona senior, que entró antes en la universidad o empresa, mientras que kouhaisería su junior, aquel que entró después. Su relación es un claro ejemplo de verticalidad, puesto que no es una relación entre iguales (“compañeros de trabajo” o “compañeros de facultad”) sino que es una relación vertical. El kouhai observara al senpai e intentará aprender de él, mientras que el senpai ofrecerá dirección al kouhai en sus estudios o problemas personales, pero todo siempre dentro de unas fórmulas de cortesía muy estrictas. El kouhai debe hablar con cierto respeto a su senpai, porque está hablando “de abajo hacia arriba”, por decirlo de alguna manera. Esto mismo sucede en todas las relaciones sociales japonesas.

El saludo tradicional japonés (ojigi) también es una demostración de esta verticalidad en las relaciones, puesto que permite la gradación según la posición de cada persona y por lo tanto no es nada igualitario como es el apretón de manos, que simboliza un saludo entre iguales. La reverencia, pues, demuestra esta verticalidad y desigualdad en las relaciones sociales japonesas como ningún otro movimiento.

Existen varios parámetros que determinan el comportamiento social japonés y que están estrechamente ligados a la verticalidad de las relaciones japonesas o tate shakai, como la edad, el sexo, la posición social o el estatus dentro del grupo, la educación, el origen familiar, etc.

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